Emilio La Rosa Rodríguez Vice-Presidente del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO Diciembre 2009 |
En diciembre del 2008, publiqué un artículo en estas paginas que analizaba la problemática del control de calidad de los laboratorios clínicos y de los centros de radiología. Más de un año después, es lamentable constatar que muy poco o nada se ha avanzado en estos rubros, debido quizás a que no se tiene una idea exacta de la magnitud de este problema de salud pública, que sigue produciendo diagnósticos erróneos y efectos adversos, contraviniendo uno de los principios fundamentales de la bioética: “primero no hacer daño”.
Dentro de este mismo tema, hoy deseo analizar brevemente la problemática de control de calidad de los equipos de radioterapia y los mamógrafos.
Actualmente el IPEN realiza inspecciones de toda fuente de radiación ionizante en el área industrial, médica, de investigación y enseñanza, entre otros. Dicho trabajo tiene como finalidad « verificar la seguridad radiológica existente en una determinada instalación a través de la revisión de los registros y procedimientos, revisión de las operaciones que se efectúa y de mediciones de los niveles de radiación y/o contaminación que sean necesarias ». Sin embargo, desconocemos la periodicidad y la eficacia de dichos controles, y tampoco se conoce cual es la frecuencia de los efectos adversos provocados por estos equipos. En términos exclusivamente terapéuticos, un equipo de radioterapia sometido a un control deficiente corre el riesgo de aumentar o disminuir la dosis requerida, de distribuirla de forma incorrecta o de dirigir dicha dosis fuera del lugar deseado. Un aumento de la dosis acarrea un incremento de la frecuencia y de la gravedad de las complicaciones post-radioterapia. Una disminución puede traer como consecuencia una destrucción incompleta del tumor canceroso, y una radiación administrada fuera del tumor afecta órganos sanos provocando efectos adversos serios. Todas estas consecuencias son graves y deben ser evitadas a través de un programa estricto, independiente, sistemático, obligatorio y periódico de control, acompañado de un Programa de Tecnovigilancia que permita detectar los eventos adversos. En el Perú, no se sabe actualmente cual es la magnitud del problema, pero empíricamente sospechamos que debe ser serio debido, entre otros, a la deficiencia del control y la evaluación.
Actualmente, el DIGEMID –MINSA ha elaborado un reglamento que permitirá poner en marcha un Plan de Implementación de la Tecnovigilancia, este programa hay que apoyarlo, pero debe paralelamente estar acompañado del control de los equipos arriba mencionado, ya que la Tecnovigilancia se sitúa después del daño provocado por un equipo, lo más importante es evitar ese perjuicio, mejorando el control realizado por el IPEN, proporcionándole los recursos necesarios para su acción.
Referente a los mamógrafos, el problema es más álgido cuando se trata de campañas de despistaje de cáncer de mama, cuyo objetivo es de detectar un tumor de pequeña talla que no halla dado metástasis, ya que un tumor diminuto puede ser extirpado con éxito y las posibilidades de curación son muy elevadas.
Una célula maligna de mama demora alrededor de siete años para transformarse en un tumor de 3 a 5 milímetros de diámetro (talla susceptible de ser detectada por el mamógrafo), y el riesgo de metástasis aumenta conforme crece el tumor, así por ejemplo, un tumor de 7.5 milímetros de diámetro da metástasis en el 4% de casos y un tumor de 35mm en el 50% de casos. Por esa razón, es importante descubrir un tumor lo más pequeño posible. Para que el mamógrafo pueda detectar dicho nódulo es necesario que el equipo esté en condiciones optimas, esos requisitos solo se alcanzan con un mantenimiento y un control sistemático, independiente, obligatorio y periódico. Si dicho control es deficiente o inexistente, el riesgo de que el mamógrafo no “vea” los tumores de pequeña talla es elevado, originando de esta forma diagnósticos errados (evento adverso).
Da la impresión que la problemática de la calidad del sistema de salud no ha sido aún tomada en cuenta por las autoridades y los profesionales de salud, que se encuentran abocados a resolver el arduo y difícil reto del acceso universal a los servicios de salud. Sin embargo, esos dos frentes no son contradictorios, el primero (la calidad) necesita sobretodo voluntad política y participación activa de los profesionales y de las instituciones representativa de los usuarios; el segundo; además de la voluntad política, urge de financiamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario